Arteritis de Células Gigantes

En un adulto mayor, un dolor de cabeza nuevo y persistente, en especial si está acompañado de síntomas similares a los de la gripe, fatiga (cansancio) inexplicable o fiebre, puede deberse a una enfermedad llamada arteritis de células gigantes, o ACG. Es un trastorno de los vasos sanguíneos que puede producirse junto con una afección con dolor articular llamada polimialgia reumática (o PMR).
¿Qué es la arteritis de células gigantes?
Es un tipo de vasculitis o arteritis, un grupo de enfermedades cuya característica principal es la inflamación de los vasos sanguíneos. En la ACG, los vasos involucrados con mayor frecuencia son las arterias del cuero cabelludo y la cabeza, en especial las arterias temporales sobre las sienes, por lo que también se llama a esta afección "arteritis temporal".
La ACG puede superponerse a polimialgia reumática (PMR). En algún punto, entre un 5 y 15% de los pacientes con PMR tendrán un diagnóstico de ACG. Alrededor del 50% de los pacientes con ACG tienen síntomas de PMR. Ambas afecciones pueden producirse al mismo tiempo o por separado, y ambas afectan a los mismos tipos de pacientes. Solo se presenta por lo general en adultos de más de 50 años, más en mujeres que en hombres, y en personas blancas más que en las de otras razas.
¿Cuáles son los síntomas de la arteritis de células gigantes?
El síntoma más común (que se siente) es un dolor de cabeza nuevo, por lo general en la zona de las sienes, aunque si se debe a la ACG, puede producirse en cualquier parte, incluidas las partes frontal, superior y posterior del cráneo. Son casi tan comunes síntomas como fatiga, pérdida de apetito, pérdida de peso o una sensación de gripe. Puede sentirse dolor en la mandíbula al masticar. Algunas veces, la única señal de ACG es una fiebre sin explicación. Pueden manifestarse síntomas menos comunes como dolor en el rostro, la lengua o la garganta.
Si la ACG se extiende al suministro de sangre al ojo, puede verse afectada la visión. Algunos de los problemas visuales pueden ser visión borrosa temporal, visión doble y ceguera. La pérdida permanente de la vista a causa de la ACG puede sobrevenir de repente, pero el tratamiento adecuado puede prevenir esta complicación. De hecho, si la visión está bien al comenzar el tratamiento, el riesgo de una pérdida posterior es de 1 en 100 o menos. Es esencial que los pacientes con PMR, ya sea activa o inactiva, informen a su médico de inmediato sobre cualquier síntoma de un dolor de cabeza nuevo, cambios en la visión o dolor de mandíbula.
Al igual que con la PMR, se desconoce la causa de la ACG.
¿Cómo se diagnostica la arteritis de células gigantes?
No existe un simple análisis de sangre ni una forma no invasiva de confirmar el diagnóstico de ACG. La tasa de sedimentación de eritrocitos es una prueba de sangre que mide la inflamación mediante la revisión de la velocidad a la que se sedimentan (o caen) los glóbulos rojos (eritrocitos) en una hora. Esta tasa es alta en la mayoría de las personas con ACG. Como hay otras enfermedades que también pueden causar índices altos, los médicos no pueden confiar en este hallazgo por sí solo como prueba de ACG.
En algunos casos puede hacerse un ultrasonido de las arterias temporales a los lados de la cabeza. Si es positivo, puede indicar una ACG activa. Sin embargo, un resultado negativo no sirve para descartarla y sería necesaria una biopsia.
Es común hacer una biopsia, o extracción quirúrgica, de una pequeña porción de la arteria temporal para analizar con un microscopio si existen señales de inflamación. Es un procedimiento ambulatorio, que se realiza con anestesia local (adormecimiento del sitio con el paciente despierto). Deja solo una pequeña cicatriz que en general no puede verse en el nacimiento del cabello delante de la oreja. Con ACG, la biopsia muestra inflamación de la arteria. Si existen dudas sobre el diagnóstico basado en la primera biopsia, el médico puede realizar una segunda de la arteria temporal del otro lado de su cabeza.
¿Cuál es el tratamiento para la arteritis de células gigantes?
El tratamiento debería iniciarse tan pronto como sea posible debido al riesgo de pérdida de la visión. Si el médico tiene fuertes sospechas de que tiene esta afección, puede iniciar el tratamiento antes de tener los resultados de la biopsia de arteria temporal. A diferencia del tratamiento para PMR, que solo requiere corticosteroides (también llamados glucocorticoides) en bajas dosis, para la ACG se requieren por lo general altas dosis. Por lo general, la dosis es de 40 a 60 miligramos (mg) al día de prednisona (Deltasone, Orasone, etc.). Los dolores de cabeza y otros síntomas disminuyen rápidamente con el tratamiento, y la tasa de sedimentación desciende a un rango normal.
Por lo general, la dosis elevada de corticosteroides se continúa durante un mes, y luego se reduce en forma gradual. La velocidad a la que su médico reduce la dosis puede cambiar si usted tiene síntomas recurrentes de ACG o grandes aumentos en la tasa de sedimentación. No obstante, en la mayoría de los casos, la dosis de prednisona puede reducirse a unos 5 a 10 mg al día en algunos meses. Es muy común que se disminuya la dosis hasta eliminar el medicamento en uno o dos años. La ACG rara vez regresa después del tratamiento.
En mayo de 2017, se aprobó el tocilizumab (Actemra) para el tratamiento de la ACG. Este medicamento se puede administrar como un medicamento intravenoso, mensualmente, o como una inyección subcutánea, autoadministrada por el paciente, cada una o dos semanas. Se demostró que el tocilizumab proporciona un mayor número de pacientes en remisión de ACG con un año de tratamiento y que requiere menos cantidades totales de prednisona.
Vivir con arteritis de células gigantes
Como podría esperarse, los efectos secundarios son más comunes con dosis más elevadas de corticosteroides. Por ejemplo, el tratamiento puede causar pérdida ósea, por lo que su médico puede indicarle realizar una prueba de densidad ósea y sugerirle que tome suplementos de calcio y vitamina D para protegerse contra la osteoporosis y el riesgo de fracturas (huesos rotos). Su médico también puede sugerirle que tome un medicamento recetado para proteger sus huesos como bifosfonatos: risedronato (Actonel), alendronato (Fosamax), ibandronato (Boniva) o ácido zoledrónico (Reclast).
Algunos de los otros efectos secundarios de los corticosteroides en dosis altas son estados de ánimo inquietos, aumento de peso, retención de líquidos y falta de sueño. Estos pueden ser desagradables pero son reversibles. Estos deben mejorar a medida que la dosis del fármaco se reduce. Los esteroides también aumentan el riesgo de infecciones, debilidad muscular, cataratas, glaucoma, necrosis avascular del hueso y adelgazamiento de la piel o moretones, por lo que los pacientes deben ver a su médico con frecuencia para detectar y tratar estos problemas. La mayoría de los efectos secundarios de los esteroides son temporales y pueden ser controlados. Consulte a su médico con frecuencia para controlar los efectos secundarios.
El papel del reumatólogo en el tratamiento de la arteritis de células gigantes
Esta puede ser una enfermedad difícil de detectar y requiere tratamiento inmediato para prevenir complicaciones, en especial la pérdida de la visión. Los reumatólogos son expertos en enfermedades inflamatorias de los vasos sanguíneos y se especializan en detectar y manejar estas afecciones poco comunes.
Actualizado en marzo de 2019 por Marcy Bolster, MD y revisado por la Comisión de Marketing y Comunicaciones del Colegio Estadounidense de Reumatología.
La presente información se proporciona con el único fin de brindar educación general. Para el asesoramiento médico profesional, el diagnóstico y el tratamiento de afecciones médicas o de salud, consulte a un proveedor de atención médica calificado.