Artritis Reumatoide

La gente ha temido durante mucho tiempo a la artritis reumatoide (comúnmente llamada AR) como uno de los tipos más incapacitantes de la artritis. La buena noticia es que el panorama ha mejorado para muchas personas con diagnóstico reciente (detectado) de AR. Por supuesto, la AR sigue siendo una enfermedad grave, y que puede variar ampliamente en cuanto a los síntomas (lo que siente) y los resultados. Aun así, los avances terapéuticos han permitido detener o al menos retardar la progresión (empeoramiento) de daño de las articulaciones. Los reumatólogos tienen ahora muchos nuevos tratamientos que apuntan a la inflamación que causa la AR. También entienden mejor cuándo y cómo utilizar los tratamientos para conseguir los mejores efectos.
¿Qué es la artritis reumatoide?
La AR es la forma más común de artritis autoinmune. Afecta a más de 1.3 millones de estadounidenses. Alrededor del 75% de los pacientes con AR son mujeres. De hecho, entre el 1 y el 3% de las mujeres pueden padecer artritis reumatoide en su vida. La enfermedad comienza con mayor frecuencia entre los 30 y 50 años. Sin embargo, la AR puede comenzar a cualquier edad.
Es una enfermedad crónica que causa dolor en las articulaciones, rigidez, hinchazón y disminución del movimiento articular. Las más afectadas son las pequeñas articulaciones de las manos y los pies. A veces, la AR puede afectar a órganos como los ojos, la piel o los pulmones.
La rigidez que se ve en la AR activa muchas veces es peor en la mañana. Puede durar una a dos horas (o incluso todo el día). Por lo general, mejora con el movimiento de las articulaciones. Una rigidez que dura mucho tiempo en la mañana es un indicio de que puede tener artritis reumatoide, ya que esto no es común en otras afecciones.
Por ejemplo, la artrosis no causa rigidez matinal prolongada en la mayoría de los casos.
Otros signos y síntomas que se producen en la AR son:
- pérdida de energía;
- fiebre baja;
- pérdida del apetito;
- sequedad en los ojos y la boca debido a un problema de salud relacionado, síndrome de Sjögren
- bultos firmes, llamados nódulos reumatoides, que crecen debajo de la piel en lugares como el codo y las manos.
¿Qué causa la artritis reumatoide?
Entre algunos DMARD comunes, se encuentran el metotrexato (Rheumatrex, Trexall, Otrexup, Rasuvo), la leflunomida (Arava), la hidroxicloroquina (Plaquenil) y la sulfasalazina (Azulfidine).
El oro es un antiguo DMARD que muchas veces se administra en forma de inyección en un músculo (como Miocrisina), pero también se da en píldoras, como auranofina (Ridaura). El antibiótico minociclina (Minocin) también es un DMARD, como lo es la azatioprina (Imuran) y ciclosporina (Neoral, Sandimmune, Gengraf). Estos tres medicamentos y el oro rara vez se recetan para la AR en la actualidad, dado que otros medicamentos funcionan mejor o tienen menos efectos secundarios.
Los pacientes con enfermedades más graves pueden necesitar medicamentos llamados modificadores de respuesta biológica o “agentes biológicos”. Pueden bloquear las señales químicas del sistema inmunitario que producen la inflamación y el daño de las articulaciones o tejidos.
Entre los medicamentos de este tipo aprobados por la FDA, se encuentran: abatacept (Orencia), adalimumab (Humira), anakinra (Kineret), certolizumab (Cimzia), etanercept (Enbrel), golimumab (Simponi), infliximab (Remicade), rituximab (Rituxan, MabThera), sarilumab (Kevzara) y tocilizumab (Actemra). En la mayoría de los casos, los pacientes toman estos medicamentos junto con metotrexato, ya que la combinación de medicamentos es más eficaz.
Los inhibidores de la quinasa de Janus (JAK) son otro tipo de DMARD. Es posible que a las personas que no puedan recibir un tratamiento con metotrexato solo se les recete un inhibidor de JAK como tofacitinib (Xeljanz) o baricitinib (Olumiant).
El mejor tratamiento para la AR exige algo más que medicamentos. La educación del paciente sobre cómo convivir con la AR también es importante. Para una atención adecuada se requiere con frecuencia la participación de un equipo de profesionales, incluidos reumatólogos, médicos de cabecera y terapeutas físicos y ocupacionales. Tendrá que consultar al reumatólogo con frecuencia durante el año. Estos controles permiten que el médico monitoree el curso de la enfermedad y examine si hay efectos secundarios de los medicamentos que toma. También es probable que deba volver a realizarse exámenes de sangre y radiografías o ecografías de tanto en tanto.
Vivir con artritis reumatoide
Las investigaciones demuestran que quienes padecen de AR, en especial las personas cuya enfermedad no está bien controlada, tienen mayor riesgo de sufrir enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Hable con su médico acerca de estos riesgos y las maneras de reducirlos.
Es importante hacer actividad física la mayor parte del tiempo, pero disminuir las actividades a veces, cuando la enfermedad empeora. Por lo general, el reposo ayuda cuando una articulación está inflamada, o cuando el paciente se siente cansado. En esos momentos, haga ejercicios suaves de amplitud de movimiento, como el estiramiento. Eso mantendrá la flexibilidad de la articulación.
Cuando se sienta mejor, se lo alentará a realizar ejercicios aeróbicos de bajo impacto, como caminar, y otros ejercicios para aumentar la fuerza muscular. Eso mejorará su estado de salud general y reducirá la presión en las articulaciones. Un terapeuta físico u ocupacional lo puede ayudar a encontrar el tipo de actividades más adecuado para usted y el ritmo o nivel con el que debería realizarlas.
Descubrir que tiene una enfermedad crónica es un hecho trascendente. Puede causar preocupación y, a veces, sentimientos de aislamiento o depresión. Gracias a las grandes mejoras en los tratamientos, estos sentimientos tienden a disminuir con el tiempo a medida que aumenta la energía y disminuyen el dolor y la rigidez. Hable de estos sentimientos normales con sus proveedores de atención médica. Pueden ayudarlo a encontrar información y recursos útiles.
El papel del reumatólogo en el tratamiento de la artritis reumatoide
La artritis reumatoide es una enfermedad compleja, pero recientemente se han realizado grandes avances en su tratamiento. Los reumatólogos son médicos especializados en el diagnóstico y tratamiento de la artritis y otras enfermedades de las articulaciones, los músculos y los huesos. Por lo tanto, son los más idóneos para realizar un diagnóstico apropiado de la AR. También pueden aconsejar a los pacientes acerca de las mejores opciones de tratamiento.
Actualizado en marzo de 2019 por Ali Duarte, MD y revisado por la Comisión de Marketing y Comunicación del Colegio Estadounidense de Reumatología.
La presente información se proporciona con el único fin de brindar educación general. Para el asesoramiento médico profesional, el diagnóstico y el tratamiento de afecciones médicas o de salud, consulte a un proveedor de atención médica calificado.