Gota

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La gota es una forma dolorosa y potencialmente incapacitante de artritis que ha afectado a los seres humanos desde antaño. En ocasiones, la gota es denominada la “enfermedad de los reyes” debido a que, durante mucho tiempo, se la ha asociado erróneamente con el tipo de consumo excesivo de comida y vino que solo las personas ricas y poderosas podían permitirse. En realidad, puede afectar a cualquiera y sus factores de riesgo varían.

Los primeros síntomas generalmente consisten en episodios intensos de inflamación dolorosa en articulaciones determinadas, con mayor frecuencia en los pies, en especial en el dedo gordo. El sitio inflamado puede tomar una coloración rojiza y subir de temperatura. El 50 % de los primeros episodios se dan en el dedo gordo, pero pueden ocurrir en cualquier articulación. Afortunadamente, es posible realizar un tratamiento y reducir los dolorosos ataques ocasionados por esta enfermedad. Hay que evitar los alimentos y medicamentos que la desencadenan y tomar fármacos que ayuden. Sin embargo, diagnosticar esta enfermedad puede ser difícil, y a menudo los planes de tratamiento deben adaptarse a cada persona.

¿Qué causa la gota?

La gota se manifiesta cuando se acumula un exceso de ácido úrico (un producto residual normal) en el cuerpo y se forman depósitos de cristales de urato en forma de aguja en las articulaciones. Esto puede suceder debido a que aumenta la producción de ácido úrico o, con mayor frecuencia, debido a que los riñones no pueden eliminar adecuadamente el ácido úrico del cuerpo. Ciertos alimentos y medicamentos pueden elevar los niveles de ácido úrico y derivar en ataques de gota. Entre ellos se encuentran los siguientes:

  • mariscos, salsas, carnes rojas, sopas y carnes de visceras como el hígado tienen un alto contenido de purinas;
  • alcohol en exceso;
  • bebidas y comidas azucaradas con alto contenido de fructosa.
  • algunos medicamentos tales como:
    • aspirina en dosis bajas (pero como puede ayudar a proteger de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, no recomendamos que la gente que padece de gota deje de tomarla)
    • ciertos diuréticos como la hidroclorotiazida (Esidrix, Hydro‐D) y el Lasix;
    • inmunodepresores que se emplean en trasplantes de órganos, tales como la ciclosporina (Neoral, Sandimmune) y el tacrolimus (Prograf);

Con el transcurso del tiempo, los altos niveles de ácido úrico en la sangre pueden ocasionar depósitos de cristales de urato en las articulaciones y alrededor de estas. Esos cristales pueden atraer glóbulos blancos, lo cual deriva en ataques de gota graves y dolorosos, y artritis crónica. También puede depositarse ácido úrico en las vías urinarias, lo que genera cálculos renales.

¿A quiénes afecta la gota?

La gota afecta a más de tres millones de estadounidenses. Esta afección y sus complicaciones se presentan con mayor frecuencia en hombres, en mujeres posmenopáusicas y en personas con enfermedad renal. Está muy relacionada con la obesidad, la hipertensión arterial, la hiperlipidemia (colesterol y triglicéridos elevados) y la diabetes. Por una cuestión de genética, esta afección tiende a ser más común en algunas familias. Es muy poco común que afecte a niños.

¿Cómo se diagnostica?

Otros tipos de artritis pueden presentar síntomas similares a los de la gota, por eso es imprescindible realizar el diagnóstico adecuado. Al principio, los ataques de gota pueden comenzar por la noche. Los ataques agudos suelen ir seguidos de períodos sin síntomas. Además de estar ubicados en las articulaciones, los cristales pueden formar tofos o crecimientos inflamados, debajo de la piel, a menudo ubicados sobre una articulación o en el oído externo. Cristales de urato y tofos pueden dañar las articulaciones con el tiempo. Un reumatólogo puede diagnosticar la gota y asegurarse de que los síntomas no se deban a algún otro tipo de artritis o una lesión.

El diagnóstico de gota se puede hacer de varias maneras. Con frecuencia se diagnostica al detectar cristales de ácido úrico. El médico puede utilizar una aguja para extraer líquido de una articulación afectada y lo examinará en un microscopio a fin de determinar si contiene cristales de urato. También puede haber cristales en depósitos (llamados tofos) que aparecen bajo la piel. Estos tofos aparecen en casos avanzados de gota.

La gota también puede diagnosticarse sobre la base del patrón de participación de las articulaciones, síntomas característicos, evolución en el tiempo, nivel de ácido úrico en análisis de sangre y pruebas de imágenes avanzadas.

Las radiografías pueden mostrar daño articular en casos prolongados de gota. El ultrasonido y la tomografía computarizada con energía dual pueden mostrar características iniciales de articulaciones afectadas por gota. Estas técnicas de imágenes también ayudan a sugerir el diagnóstico.

¿Cómo se trata la gota?

Tratamiento de ataques agudos
Un tratamiento para los recrudecimientos de gota es la colchicina. Este medicamento puede ser eficaz si se lo administra al comienzo del ataque. Sin embargo, puede provocar náuseas, vómitos, diarrea y otros efectos secundarios. Los efectos secundarios podrían ser menos frecuentes con dosis bajas. Los pacientes con insuficiencia renal o hepática, o que toman medicamentos que interactúan (interfieren) con la colchicina, deben tomar dosis menores u otros fármacos. La colchicina también es importante en la prevención de ataques de gota (ver más abajo).

Los antiinflamatorios no esteroides, a los que también se los llama AINE, son medicamentos similares a la aspirina capaces de aliviar la inflamación y el dolor de las articulaciones y otros tejidos. Los AINE, como la indometacina (Indocin) y el naproxeno (Naprosyn), se han transformado en el tratamiento de elección para la mayoría de los ataques agudos de gota. No se ha comprobado que algún AINE en particular sea mejor que otros. Las dosis altas de AINE de acciónrápida ofrecen el alivio más rápido de los síntomas. Estos medicamentos pueden causar malestar estomacal, úlceras o diarrea, pero la mayoría de la gente los tolera bien si los usa por poco tiempo. Algunas personas no pueden tomar AINE debido a otras afecciones, como úlcera o disminución de la función renal, o al uso de anticoagulantes. En la hoja de datos de AINE figuran los tipos de pacientes que no pueden consumirlos.

En pacientes con gota crónica no tratada, se pueden encontrar cristales en los depósitos de ácido úrico (llamados tofos) que pueden dañar las articulaciones y aparecer bajo la piel. Los corticosteroides, como prednisona, metilprednisolona y triamcinolona, son buenas opciones para pacientes que no pueden tomar AINE. Estos medicamentos, que se administran por vía oral (por boca) o se inyectan en el músculo, pueden ser muy eficaces en el tratamiento de ataques de gota. Si solo hay una o dos articulaciones afectadas, el médico puede inyectar un corticosteroide directamente en la articulación.

Los proveedores de cuidados de salud pueden recetar un curso de tratamiento corto de anakinra (Kineret), un medicamento biológico, aunque este medicamento no está aprobado por la FDA para el tratamiento de la gota para los ataques muy severos de la enfermedad. Si bien este fármaco contra la artritis reumatoide no está aprobado por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) para tratar la gota, puede aliviar rápidamente sus síntomas en algunos pacientes.

Algunos remedios caseros pueden ayudar a aliviar el dolor de la gota y reducir los brotes. La cereza, tanto la fruta entera como su jugo sin agregado de azúcar, puede reducir los ataques de gota. Un vaso de leche descremada al día también puede contribuir a reducir el ácido úrico con el tiempo. Durante un ataque, deje en reposo la articulación afectada y aplique a la zona hielo o compresas frías (paños sumergidos en agua helada y luego estrujados).

Tratamiento para eliminar el exceso de ácido úrico
Los pacientes que tienen agudizaciones frecuentes de gota, niveles anormalmente elevados de ácido úrico en la sangre, tofos o cálculos renales deben considerar con seriedad la toma de medicamentos para reducir los niveles de ácido úrico. Estos medicamentos no ayudan a calmar los ataques de dolor, por lo cual los pacientes deben comenzar a tomarlos después de que ceden los ataques agudos. El fármaco que más se emplea para que los niveles de ácido úrico en sangre vuelvan a la normalidad es el alopurinol (Lopurin, Zyloprim). Bloquea la producción de ácido úrico. Febuxostat (Uloric), un medicamento más nuevo, también bloquea el ácido úrico.

Los medicamentos probenecid (Benemid) y lesinurad (Zurampic) ayudan a los riñones a eliminar el ácido úrico. Solo los pacientes con buena función renal que no producen cantidades excesivas de ácido úrico deberían tomar estos fármacos.

La pegloticasa (Krystexxa) se administra por inyección y descompone el ácido úrico. Este medicamento es para pacientes que no responden a otros tratamientos o no los toleran. Hay nuevos fármacos en desarrollo para reducir el ácido úrico y tratar las inflamaciones por gota.

A menudo se producen agudizaciones de la gota cuando se comienza a tomar medicamentos para reducir el ácido úrico. Una manera en que los pacientes pueden prevenirlas cuando comienzan a tomar estos medicamentos es también tomar colchicina o AINE en dosis bajas. A menudo, los doctores recomiendan a los pacientes que continúen tomando colchicina en dosis bajas preventivas junto con el medicamento para bajar el ácido úrico durante al menos seis meses.

Si está tomando un medicamento para bajar el ácido úrico, el doctor debe ir subiendo la dosis de a poco y continuar revisando sus niveles de ácido úrico en sangre. Cuando los niveles de ácido úrico quedan por debajo de 6 mg/dL (normal), los cristales tienden a disolverse y se puede prevenir la formación de nuevos depósitos de cristales. Es probable que deba continuar con ese medicamento durante mucho tiempo para prevenir ataques de gota.

Lo que da resultado a una persona es posible que no le dé resultado a otra. Por lo tanto, las decisiones respecto de cuándo iniciar el tratamiento y qué medicamentos utilizar deben ajustarse a cada paciente. Las opciones de tratamiento dependen de la función renal, otros problemas de salud, las preferencias personales y otros factores.

Lo que usted come puede aumentar la cantidad de ácido úrico en sangre. Limite la cantidad de bebidas con alto contenido de fructosa, como los refrescos no dietéticos. El exceso de alcohol, especialmente la cerveza, puede desencadenar la gota. Reduzca el consumo de alcohol. Restrinja el consumo de alimentos con alto contenido de purinas, compuestos que se descomponen en ácido úrico. La carne y ciertos tipos de mariscos tienen gran cantidad de esos compuestos. En nuevos estudios se ha determinado que las purinas de los vegetales no presentan riesgo. Los productos lácteos conbajo contenido de grasa pueden ayudar a reducir los niveles de ácido úrico.

En casi todos los casos, es posible tratar la gota y lograr gradualmente que los ataques desaparezcan. Los tratamientos también pueden reducir la cantidad y el tamaño de los tofos (depósitos de cristales de ácido úrico).

Efectos más amplios en la salud de la gota

Con frecuencia, se asocia la gota a la hipertensión arterial y las enfermedades cardíacas y renales, o al uso de medicamentos que aumentan los niveles de ácido úrico. Por lo tanto, los proveedores de atención médica deben realizar pruebas para detectar esos problemas de salud asociados. Hay investigadores estudiando si reducir los niveles de ácido úrico en sangre puede ser útil en las enfermedades cardíacas y renales.

Vivir con gota

La gota afecta la calidad de vida tanto por sus ataques intermitentes como por la posible artritis crónica. Cumplir con el plan de tratamiento es esencial. Los cambios en el estilo de vida pueden facilitar el manejo de esta enfermedad que es de por vida. Se recomienda, por ejemplo, perder peso de manera gradual, evitar el alcohol y reducir el consumo de bebidas confructosa y alimentos ricos en purinas.

El papel del reumatólogo en el tratamiento de la gota

El tratamiento de la gota puede ser difícil debido a enfermedades coexistentes y a otros medicamentos. Los reumatólogos, en su calidad de expertos en tratar la artritis, examinan a los pacientes para averiguar si la gota es la causa de su artritis y les informan acerca de la función y el uso correcto de los medicamentos y otros tratamientos para la gota. También constituyen un recurso para los médicos de cabecera.

Actualizado en marzo de 2019 por Marcy Bolster, MD y revisado por la Comisión de Marketing y Comunicaciones del Colegio Estadounidense de Reumatología.

La presente información se proporciona con el único fin de brindar educación general. Para el asesoramiento médico profesional, el diagnóstico y el tratamiento de afecciones médicas o de salud, consulte a un proveedor de atención médica calificado.

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